Disfrutando de la soledad. Una guía práctica para saber apreciar tu propia compañía

Mucha gente equipara la soledad con sentirse solitario, cuando obviamente son cosas diferentes. Sentirse solitario o aislado es una soledad forzosa, no buscada. La soledad, por el contrario, puede ser algo voluntario e incluso deseado por muchos. Algunas personas se sienten felices en soledad y otras muy desgraciadas. Sin embargo, la soledad puede ser un espacio privilegiado de autoconocimiento y exploración de uno mismo. Puede ser el momento de crecer como persona, de reflexionar y de aprender nuevas habilidades. Entre los muchos beneficios de pasar tiempo a solas se encuentran los siguientes:


- Tu cerebro puede descansar y “reiniciarse”.

- Eres más capaz de ser productivo y creativo

- Aprendes más sobre ti mismo durante los momentos de soledad.

- Tienes una mejor oportunidad para resolver problemas, considerar nuevas perspectivas y sopesar tus opciones.

- Tienes una mejor percepción de ti mismo y por lo tanto será más probable que te decantes por relaciones personales más saludables.


En nuestra sociedad, querer pasar tiempo a solas es a veces visto por los demás como un síntoma de depresión e incluso de egoísmo. Pero existe mucha gente, especialmente aquellas personas más introvertidas, que no ven la soledad como un infierno emocional, sino como un medio de bienestar, siempre, claro está, que dicha soledad sea intencional. Pero incluso si tu soledad es por motivos ajenos a tu voluntad (por pandemias, enfermedad, motivos laborales, etc.) existen formas de sobrellevarla, e incluso de disfrutarla, como veremos a lo largo de este libro.