La sombra que adelgaza

Richard Ford dijo: “Soy escritor, y mi mayor deseo siempre ha sido, sencillamente, que el lector lea mi narración, pues un relato no es del todo un relato hasta que alguien lo lee”. Cada lector, de forma misteriosa, termina de escribir el relato; incluso, releído años más tarde, el relato será otro. Es como abrir una ventana: cada uno fijará su atención en aquello que le revelará una parte nueva y mayor de vida. Así, en estos relatos. El que da título al libro nos enseña que si alguien ve adelgazar su sombra, una de dos, o ha cometido una gran traición o ha realizado un acto de cobardía suprema. En El agua oscura, mientras el protagonista se enamora de la estructura de la molécula de agua y desea que ese paraíso de ciencia sea su mundo, el mundo familiar se le impone dramáticamente. En Mi siesta con Lope de Vega, un joven escritor suspira por una Métrica que le dé seguridades imposibles. En Permutaciones con repetición, otro joven escritor retuerce el cuento de Monterroso para enamorar a su profesora de Narrativa. Mis paseos con miss Austen desvela un gran misterio, que sirve a la protagonista para tomar –con ayuda de Virginia Woolf– la gran decisión. Regalo en el día de Reyes narra el sonoro camino por el cual un hombre diferente decide intentar la aceptación de su familia. En El nunca olvidado sabor de la lujuria, el héroe, que sin pudor nos narra la historia de su gatillazo, se las ve y se las desea para pagar una deuda ibicenca… Destacar en este libro, como en los tres anteriores, la originalidad, la maestría en la estructura narrativa y la precisión del lenguaje. Unos relatos que nos llevan de la sonrisa al sobrecogimiento.